Del objeto de deseo. Seminario por Roberto Bortnik. Abril 18
Bajo el título general del Seminario Clínico 2008 de la Delegación Bahía Blanca del IOM, “El objeto en la experiencia psicoanalítica”, Bortnik abordó la cuestión del objeto de deseo en psicoanálisis. Comenzó por distinguir el objeto del psicoanálisis en tanto disciplina, del objeto en psicoanálisis, articulado a la noción de sujeto, para luego distinguir el concepto del objeto, del objeto en la experiencia psicoanalítica. Respecto de la noción de “experiencia”, recordó que en Freud esta no se confunde con el concepto empirista de la misma, tal como se desprende, entre otras referencias, de la introducción al texto sobre “Pulsiones y sus destinos”. Y que, siendo el objeto un elemento esencial en la crítica empirista (Hume) a la noción de causa, puede servirnos de fondo para interrogar el paso que significa para nosotros hablar, precisamente, del “Objeto causa”. Luego señaló que en la época de la formación de Lacan, dos perspectivas contradictorias se proponen como verdaderos empirismos, la del neopositivismo y la fenomenología, de Husserl a Merleau Ponty, reformulando la noción de “experiencia”. A su vez, en Lacan el término “experiencia psicoanalítica” se distingue en sus primeros seminarios de otros sintagmas utilizados por el psicoanálisis anglosajón contemporáneos, tales como “situación psicoanalítica” y “terapéutica psicoanalítica”. En otro sentido, experiencia se distingue de “experimento”, diferencia que tiene como una de sus coordenadas el concepto del objeto para la ciencia y para el psicoanálisis. Por último, Bortnik propuso mantener la ambigüedad propia del término “experiencia” para su discusión durante el año de trabajo.
A continuación abordó la cuestión del deseo y su objeto, comenzando por Freud, quien trata por primera vez en forma más o menos sistemática la cuestión en su conocido capítulo VII de “La interpretación de los sueños”, aislando allí la función de un objeto de deseo en tanto perdido, apelando a una ficción conocida como la primera experiencia de satisfacción. Esta construcción freudiana es ubicada como condición de posibilidad para lo que poco tiempo después se plantearán como diferentes series en relación al objeto: la de la pulsión y la del amor en tanto “elección de objeto”.
El siguiente paso fue interrogar la función teórica que cumple en Freud su postulación de la experiencia de satisfacción, acentuando allí la distinción del orden de la necesidad del orden del deseo, con las consecuencias al nivel de la noción de objeto y de realidad y ubicando un nuevo modo de satisfacción propio del ser parlante al que Freud llama “realización” . En este punto, Freud se diferencia de los dos modos consagrados en su época para tratar la relación sujeto-objeto, la perspectiva gnoseológica y la evolucionista, que tienen en común el situar un objeto adecuado, sea para la captación pura del conocer o para la adaptación del organismo a su ambiente.
Con Lacan, Bortnik señaló que su punto de partida teórico es inseparable de su interrogación sobre los efectos de la intromisión del lenguaje en el hombre, y que es a partir de allí que levanta su promoción de la noción de deseo en psicoanálisis, opacada en las perspectivas del psicoanálisis desde los ´40, especialmente bajo la noción de “relación de objeto”, a donde Lacan dirige su crítica. A través de sus primeros 5 seminarios, Bortnik revisó las sucesivas fórmulas de Lacan en torno al deseo y sus consecuencias en cuanto al concepto del objeto: desde la ubicación del deseo en lo imaginario como “deseo del deseo del otro”, que abre a una fina descripción de la relación especular con el semejante, hasta la formulación del “deseo como deseo de reconocimiento” en lo simbólico, para luego proponer en su cuarto seminario que la categoría de la que hay que partir, conforme a la experiencia analítica, es la de la falta de objeto. Finalmente ubicó al nivel del seminarioV la fórmula de “el deseo como deseo del deseo del Otro”, para culminar con su distinción del trío necesidad, demanda y deseo, en donde el deseo es ubicado a partir de la demanda, como resto de lo que esta no puede reabsorber de la necesidad al nivel del significante.
Bajo el título general del Seminario Clínico 2008 de la Delegación Bahía Blanca del IOM, “El objeto en la experiencia psicoanalítica”, Bortnik abordó la cuestión del objeto de deseo en psicoanálisis. Comenzó por distinguir el objeto del psicoanálisis en tanto disciplina, del objeto en psicoanálisis, articulado a la noción de sujeto, para luego distinguir el concepto del objeto, del objeto en la experiencia psicoanalítica. Respecto de la noción de “experiencia”, recordó que en Freud esta no se confunde con el concepto empirista de la misma, tal como se desprende, entre otras referencias, de la introducción al texto sobre “Pulsiones y sus destinos”. Y que, siendo el objeto un elemento esencial en la crítica empirista (Hume) a la noción de causa, puede servirnos de fondo para interrogar el paso que significa para nosotros hablar, precisamente, del “Objeto causa”. Luego señaló que en la época de la formación de Lacan, dos perspectivas contradictorias se proponen como verdaderos empirismos, la del neopositivismo y la fenomenología, de Husserl a Merleau Ponty, reformulando la noción de “experiencia”. A su vez, en Lacan el término “experiencia psicoanalítica” se distingue en sus primeros seminarios de otros sintagmas utilizados por el psicoanálisis anglosajón contemporáneos, tales como “situación psicoanalítica” y “terapéutica psicoanalítica”. En otro sentido, experiencia se distingue de “experimento”, diferencia que tiene como una de sus coordenadas el concepto del objeto para la ciencia y para el psicoanálisis. Por último, Bortnik propuso mantener la ambigüedad propia del término “experiencia” para su discusión durante el año de trabajo.
A continuación abordó la cuestión del deseo y su objeto, comenzando por Freud, quien trata por primera vez en forma más o menos sistemática la cuestión en su conocido capítulo VII de “La interpretación de los sueños”, aislando allí la función de un objeto de deseo en tanto perdido, apelando a una ficción conocida como la primera experiencia de satisfacción. Esta construcción freudiana es ubicada como condición de posibilidad para lo que poco tiempo después se plantearán como diferentes series en relación al objeto: la de la pulsión y la del amor en tanto “elección de objeto”.
El siguiente paso fue interrogar la función teórica que cumple en Freud su postulación de la experiencia de satisfacción, acentuando allí la distinción del orden de la necesidad del orden del deseo, con las consecuencias al nivel de la noción de objeto y de realidad y ubicando un nuevo modo de satisfacción propio del ser parlante al que Freud llama “realización” . En este punto, Freud se diferencia de los dos modos consagrados en su época para tratar la relación sujeto-objeto, la perspectiva gnoseológica y la evolucionista, que tienen en común el situar un objeto adecuado, sea para la captación pura del conocer o para la adaptación del organismo a su ambiente.
Con Lacan, Bortnik señaló que su punto de partida teórico es inseparable de su interrogación sobre los efectos de la intromisión del lenguaje en el hombre, y que es a partir de allí que levanta su promoción de la noción de deseo en psicoanálisis, opacada en las perspectivas del psicoanálisis desde los ´40, especialmente bajo la noción de “relación de objeto”, a donde Lacan dirige su crítica. A través de sus primeros 5 seminarios, Bortnik revisó las sucesivas fórmulas de Lacan en torno al deseo y sus consecuencias en cuanto al concepto del objeto: desde la ubicación del deseo en lo imaginario como “deseo del deseo del otro”, que abre a una fina descripción de la relación especular con el semejante, hasta la formulación del “deseo como deseo de reconocimiento” en lo simbólico, para luego proponer en su cuarto seminario que la categoría de la que hay que partir, conforme a la experiencia analítica, es la de la falta de objeto. Finalmente ubicó al nivel del seminarioV la fórmula de “el deseo como deseo del deseo del Otro”, para culminar con su distinción del trío necesidad, demanda y deseo, en donde el deseo es ubicado a partir de la demanda, como resto de lo que esta no puede reabsorber de la necesidad al nivel del significante.