“No sé si fue diablesa o ángel, es difícil saber
con las mujeres dónde el ángel termina
y comienza el demonio”
Oliverio Girondo
Las leyendas hebreas narran que antes de Eva fue creada otra mujer, Lilith. Se cuenta que era una mujer insumisa, una mujer que quería gozar y por ello fue exiliada; dicen las narraciones que vive refugiada en los rincones del Mar Rojo, donde mora con legiones de demonios lascivos. El canon bíblico exilió de la palabra a esta primera mujer; está fuera de la historia oficial, con excepción de dos breves pasajes; uno en Isaías, que la ubica viviendo en las ruinas del desierto, acompañada de sátiros y otro en alguna tangencial referencia en el libro de Job.
con las mujeres dónde el ángel termina
y comienza el demonio”
Oliverio Girondo
Las leyendas hebreas narran que antes de Eva fue creada otra mujer, Lilith. Se cuenta que era una mujer insumisa, una mujer que quería gozar y por ello fue exiliada; dicen las narraciones que vive refugiada en los rincones del Mar Rojo, donde mora con legiones de demonios lascivos. El canon bíblico exilió de la palabra a esta primera mujer; está fuera de la historia oficial, con excepción de dos breves pasajes; uno en Isaías, que la ubica viviendo en las ruinas del desierto, acompañada de sátiros y otro en alguna tangencial referencia en el libro de Job.
El origen de esta primera mujer bíblica es, como ella misma, un tanto oscuro. El nombre Lilith se deriva de Llilitu, es decir “demonio femenino”, ocupa un lugar de importancia en la demoniología judía, babilónica y sumeria.
También en algunas intrincadas etimologías hebreas el nombre Lilith es derivado de Lailil o Layil que significa “noche” “animal nocturno”. En algunas leyendas árabes este demonio tomó el nombre de “Karina”. Lilith es la mujer de la noche, la del vuelo, la que sabe volar, según la metáfora del poeta Oliverio Girondo.
Lilith representa la encarnación misma del endemoniado goce femenino. Fue creada de polvo al mismo tiempo que era creado el varón, sin embargo, es relegada cuando se niega a tener una actividad pasiva en el acto sexual: ella preguntaba “¿por qué me he de acostar debajo de ti?”, “fui creada también de polvo y por lo tanto soy tu igual”.
Adán intentó obligarla y la mujer, airada, pronunció el nombre indecible de Dios por lo que, en represalia, fue condenada al exilio. Esta expulsión posibilitó que Eva fuera re-creada para ocupar el lugar vacío y cumplir el mandato divino que dictó Dios para la mujer: “tu deseo será para tu marido”.
Dios se cuenta, construyó a Eva de una costilla de Adán para que fuera leal compañera y madre de sus hijos, remedio contra la soledad. Pacífico complemento. Con ella se inaugura el ideal de la relación hombre-mujer, el mito encarnado de la completud de los sexos. El mitólogo Robert Graves, escribe que Lilith reclamaba ser igual al varón y, por lo tanto, no complementa nada, es erotismo puro, es exceso, es suplemento. Ella sencillamente es otra. Es el lado del goce femenino.
El mito del génesis, entonces se encuentra estructurado por una dual designación de lo femenino: el deseo o el amor; Lilith o Eva.
María Cecilia López Querbes.